Hay personas que conocen el arte de cultivar flores en su jardín, logrando muchas veces maravillas de color: rosas abundantes y frescas, tulipanes risueños, bugambilias y jacarandas en flor.
En el jardín del alma se pueden cultivar otras flores como el amor, la esperanza y el optimismo. Las flores de tu jardín alegran tu vida. Planta flores, planta amor, esperanza y optimismo. Verás como en tu alma brilla una perenne primavera. Si aquí descubres algunas flores para tu jardín, córtalas; son tuyas.
Estoy convencido de que el favor más grande que podemos hacer a millones de seres humanos consiste en convencerlos de que pueden ser mejores de lo que son, subir más arriba, salir del hoyo, convencerlos de que pueden cambiar.
Quiero decir y gritar a todos los que pueda que sí pueden leer, escribir y cantar, que son capaces de aprender matemáticas, física y química, que pueden mejorar en la vida, cambiar y ser buenos. Y sé que miles de hombres lo agradecerán eternamente.
Vale la pena seguir viviendo si te atreves a mejorar un poquito nada más. No se vale seguir igual, seguir arropado con el mismo egoísmo, con idéntica soberbia. Sentir al menos un día las ganas de ser bueno, de dar una limosna, de decir una palabra de aliento al caminante triste y de recuperar la inocencia de un niño.
Autor: Jorge Linder