
Sus efectos son altamente perjudiciales, el consumidor puede sufrir ansiedad, agitación, náuseas, sequedad de boca, sed, sudoración, temblores, espasmo de los músculos de la mandíbula, aumento de la temperatura corporal, deshidratación y elevación de la tensión arterial y de la frecuencia cardiaca.
El consumo de éxtasis interfiere con la capacidad del organismo para regular la temperatura, lo que puede producir una hipertermia peligrosa, que puede provocar un fallo hepático, renal y cardiovascular. Las dosis altas originan insomnio, ansiedad, crisis de pánico, alucinaciones, riesgo de convulsiones, insuficiencia renal, insuficiencia hepática, trombosis, arritmias y hemorragias o infartos cerebrales. Existe la posibilidad de que aparezcan crisis de ansiedad, trastornos depresivos y trastornos psicóticos.
Cuando los efectos del éxtasis desaparecen puede experimentarse, incluso días después, cansancio, sentimientos de depresión y otras alteraciones del humor. Es importante saber que los efectos del éxtasis no aparecen de forma inmediata ya que en muchos casos su composición está adulterada con otras sustancias.
Las investigaciones científicas confirman que produce una lesión permanente en las neuronas cerebrales con una afectación permanente en las vías de la serotonina. Además, otras pruebas realizadas en personas que lo utilizan habitualmente señalan que el éxtasis puede afectar de forma negativa a la memoria, el aprendizaje y otros procesos mentales.
Puedes divertirte sin destruirte… decíle NO A LAS DROGAS, tu cuerpo y la gente que te quiere estarán muy agradecidos.