Aunque suene aberrante, hoy más que nunca los niños son usados para cumplir metas de personas sin escrúpulos que encuentran en los pequeños una forma de lucrar no solo para conseguir el sustento diario mandándolos a robar o pedir en las calles, micros y lugares comerciales, sino también por medio de otras actividades ilícitas. Otros los compran para saciar su sed de paternidad frustrada, como si se tratara de un objeto o la mascota de la casa, contribuyendo con las sínicas “madres” que los tienen para comercializarlos o con las organizadas redes de contrabando, que no solo hacen compraventa con ellos, sino que a algunos los secuestran con este fin y con otros, como la prostitución y la venta de órganos.
Ni hablar de la pedofilia, los maltratos y el abandono al nacer de tantos niños.
Pero que podemos hacer nosotros para enfrentar estas problemáticas y contribuir en algo a alivianar esas pequeñas cabecitas que son víctimas de estas perversas actitudes?
Más simple de lo que imaginas, en vez de entregar dinero a los niños que te suplican en la calle, cómprale algo para que coman. Si los ves durmiendo en las veredas hacé la denuncia para que se pueda localizar a la familia o derivarlos a un hogar donde viven los chicos abandonados, un lugar que siempre necesita la colaboración de todos, allí están las almas más sensibles a la espera de una caricia, de un juguete o de un ratito de tu tiempo para compartir a través de un juego o una simple visita.
Y si te enteras de cualquier aberración de las mencionadas no dudes en denunciar aunque sea anónimamente para que se pueda investigar.
Ser solidario no cuesta mucho y reconforta el alma.
(Lisandro Parola)