Ante una multitud azorada por la espectacular puesta, Madonna dio la última de sus 4 presentaciones de 'Sticky & Sweet tour' en el estadio de River, donde en dos horas de show hizo vibrar al público y atravesó momentos cargados de alegría, sensualidad y hasta emoción de la mano de una despojada versión de 'No llores por mi Argentina'.
En su segunda visita a la Argentina después de 15 años, la artista deslumbró con su impecable estado físico y supo exprimir cada segundo para que todas las miradas apuntaran a ella, siempre apoyada en los bailarines, la gran puesta de luces y las imágenes proyectadas en las pantallas gigantes que funcionaban como escenografía y como un punto determinante en el concepto de cada canción