Fiebre amarilla, es una enfermedad infecciosa, no contagiosa, causada por un virus y caracterizada en los casos graves por fiebre alta e ictericia. En un primer momento se creyó que la fiebre amarilla era una enfermedad exclusiva del ser humano, pero las investigaciones demostraron que afecta también a monos y otros animales. Se cree que los monos infectados en África y América tropical son la fuente principal de infección y que los mosquitos transmiten esa infección al hombre.
El periodo de incubación de la fiebre amarilla es de seis días. En los casos graves el inicio es súbito, con síntomas típicos como cefalea, dolor de espalda y fiebre. La primera fase se caracteriza por náuseas, vómitos y la presencia de albúmina en la orina. Después de la fiebre inicial, la temperatura se normaliza, pero entre el cuarto y quinto día vuelve a subir. Esta segunda fase está marcada por la ictericia, hemorragias en las membranas mucosas, vómitos de sangre (el vómito negro característico de la fiebre amarilla) y degeneración grasa del hígado, riñones y corazón. La destrucción de las células hepáticas produce acumulación de pigmentos biliares en la piel, lo que da nombre a la enfermedad.
El periodo de incubación de la fiebre amarilla es de seis días. En los casos graves el inicio es súbito, con síntomas típicos como cefalea, dolor de espalda y fiebre. La primera fase se caracteriza por náuseas, vómitos y la presencia de albúmina en la orina. Después de la fiebre inicial, la temperatura se normaliza, pero entre el cuarto y quinto día vuelve a subir. Esta segunda fase está marcada por la ictericia, hemorragias en las membranas mucosas, vómitos de sangre (el vómito negro característico de la fiebre amarilla) y degeneración grasa del hígado, riñones y corazón. La destrucción de las células hepáticas produce acumulación de pigmentos biliares en la piel, lo que da nombre a la enfermedad.