
A la celebración íntima y romántica también asistieron los hijos de la Reina del Pop y un par de amigos. Todos disfrutaron de un lujoso paseo en yate, propiedad de sus amigos diseñadores Dolce (que no es Nino) y Gabbana, y algunos hasta se dieron un chapuzón en las aguas del Mediterráneo.
Más allá del cumple de la cantante, la nota saliente fue lo mimosos que se mostraron ella y su garoto. A pesar de los flashes y todas las presencias, no escatimaron besos ni abrazos.
Por la noche, Madonna, Jesús y los chicos fueron agasajados por Dolce y Gabbana con una velada llamada Glitterball Chic. Bien top.