
Los ojos de las moscas, como los de todos los insectos, son compuestos, con hasta 4.000 facetas en el caso de la mosca doméstica. Los ojos no captan imágenes, sino... más bien cambios en la luz y movimientos repentinos. Las seis patas de las moscas terminan en un tarso, o pie, con un par de uñas en forma de garfio que les sirven para sujetarse a superficies rugosas. Bajo la garra hay una almohadilla carnosa y glandular llamada pulvillo, que usan para agarrarse a superficies lisas y esto explica que las moscas domésticas caminen por el techo. Las moscas experimentan una metamorfosis completa: huevo, larva, pupa y adulto. Los huevos, que varían mucho en tamaño y forma de una especie a otra, suelen depositarse en gran número en un medio, como la carne de un animal en descomposición, el estiércol o el agua de los estanques, que garantice un abastecimiento adecuado de comida para las larvas.
Las moscas componen el cuarto orden animal en número: unas 100.000 especies conocidas. Viven en todo el mundo, incluso en la Antártida, pero proliferan en climas cálidos y húmedos.