Algunos animales, al igual que los humanos, tienen sentido rítmico de la música. Los bonobos (especie de chimpancé pigmeo) y los leones marinos son capaces de marcar el compás.
"El hecho de escuchar o de sentir un ritmo musical implica la participación de numerosas regiones del cerebro y esta capacidad compleja parece ser única para el.. hombre y algunas otras especies", explicó Aniruddh Patel, profesor adjunto de psicología de la Universidad Tuft en Boston.
Patricia Gray, profesora de la Universidad de Carolina del Norte, relató haber sido sorprendida por un bonobo hace algo más de una década.
Estaba golpeando mecánicamente una vitrina de un zoo cuando el simio que se encontraba al otro lado del cristal respondió a su ritmo, afirmó en una conferencia de prensa.
Intrigada, ella golpeó más rápidamente y el bonobo la siguió poniéndose incluso de espaldas para golpear también sobre el cristal, con sus dedos del pie, tras haber obtenido una golosina.
"Pensé entonces que debíamos estudiar más de cerca cuestiones muy interesantes", prosiguió la científica, que continúa desde entonces trabajando con esta especie de animales que son extremadamente sensibles a los sonidos y a quienes ya les ha enseñado a marcar el compás en una batería.
"El hecho de escuchar o de sentir un ritmo musical implica la participación de numerosas regiones del cerebro y esta capacidad compleja parece ser única para el.. hombre y algunas otras especies", explicó Aniruddh Patel, profesor adjunto de psicología de la Universidad Tuft en Boston.
Patricia Gray, profesora de la Universidad de Carolina del Norte, relató haber sido sorprendida por un bonobo hace algo más de una década.
Estaba golpeando mecánicamente una vitrina de un zoo cuando el simio que se encontraba al otro lado del cristal respondió a su ritmo, afirmó en una conferencia de prensa.
Intrigada, ella golpeó más rápidamente y el bonobo la siguió poniéndose incluso de espaldas para golpear también sobre el cristal, con sus dedos del pie, tras haber obtenido una golosina.
"Pensé entonces que debíamos estudiar más de cerca cuestiones muy interesantes", prosiguió la científica, que continúa desde entonces trabajando con esta especie de animales que son extremadamente sensibles a los sonidos y a quienes ya les ha enseñado a marcar el compás en una batería.